Trasfondos de Aljucer
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martes, 23 de febrero de 2021

Pedro Ruíz Moreno, "El Dieguito" o "El de las Naranjas"

 Vivos n º 10

Nos acercamos a Pedro porque Ricardo lo conoce de comprarle naranjas, de ahí el apelativo con que nos dirigimos a él en esta entrada de nuestro blog. 

Fuimos a principios de febrero de 2021 a su casa, donde nos recibió y tuvo una sosegada e interesante charla que vamos a tratar de reproducir haciendo una semblanza de su vida. Vamos a ello. 

Pedro Ruiz Moreno nació y fue bautizado en la Era Alta, en el molino en el que trabajaba su padre, el 6 de mayo de 1928, aunque lo presentaron el día 15 de ese mes, aunque, al poco tiempo, se fueron a vivir a Aljucer. 

Tiene varios hermanos. Su hermano menor se llama Diego, que pasó gran parte de su vida en Barcelona y su otro hermano, Jesús, que era mecánico y que emigró a Francia, Sisteron, como muchos aljucereños. 

Su vida ha estado marcada por el deseo de salir adelante, la voluntad y el esfuerzo de intentarlo y el disfrute de conseguirlo. De hecho, su forma de expresarse destila optimismo, fuerza, sufrimiento. Un disfrute escucharlo. 

La primera anécdota que nos subraya sobre la lucha de su vida es el momento en el cual, con 2 años, casi se ahoga en la Acequia Albadel, de camino al molino que hay en la Carretera de Alcantarilla, al principio del Camino Hondo de la Era Alta, en el que trabajaba su padre, Diego Moreno Saura, al igual que su abuelo, Pedro Moreno, como molinero. Iba en compañía de su madre, Natividad Ruíz Jiménez, y al caerse una perra gorda al canal y Pedro quiso recuperarla y se tiró a la acequia. Su madre lo recogió de las aguas. Está eternamente agradecido de que su madre dio con él y lo salvó. 

Pedro tiene raíces aljucereñas, por su padre, de la saga de los "Dieguitos", de La Aparecida, aunque también residieron en la calle de la Cruz, y también raíces cordovilleras, de la pedanía tobarreña de Cordovilla, en la provincia de Albacete. Recuerda Pedro que, allí, por cada zagal que nacía, plantaban una higuera, como hicieron con su madre cuando nació. Su abuelo era matachín, aunque compaginaba su labor con otras profesiones como barbero. Cuando su abuelo de Cordovilla murió, la familia emigró a Murcia. 

Tras llegar a Murcia, una tía materna de Pedro emparentó con un empresario catalán residente en la ciudad y su madre se quedó a vivir con ellos. Su tío era Juan Soler Lluch, una persona de una vida interesante y variada, que, entre otras cosas, fue escritor de libros sobre caza y pesca. Al parecer, su tío hacía muchos viajes e paraba bastante poco por Murcia. Y el socio de su tío se la llevó a su casa para que sirviera en su casa y le cuidara a los hijos, por lo que recibía un dinero. De tal forma que, ya se quedó con ellos a vivir hasta que salió de allí para casarse con su marido, Diego, el padre de Pedro. Al parecer, el hecho de estar sirviendo en una casa en Murcia no era muy bien visto por su familia política. 

Por su vinculación con esta parte de la familia materna, Pedro pasó una temporada en Barcelona, en la que tenía algunas posesiones su tío Juan, junto a su madre y sus hermanos. 

Su padre se hizo con el Molino del Batán de Aljucer, donde estuvo trabajando unos cuantos años, como maestro molinero. Tenía dos trabajadores en el molino. Tenía un horario de 12 de la noche a 6 de la tarde, ajustando las cosas del molino y de la acequia, arreglando los animales que tenían y trajinando la molienda para los clientes en los pueblos de los alrededores. Sin embargo, murió de una pulmonía, tras un accidente en el molino, pues parece que se desbordó el agua de la acequia y su padre tuvo que mojarse en una época de frío, en 1934, cuando él era un niño. Tras morir su padre, tuvieron que irse del molino, y compraron la casa donde vive ahora, en la calle de la Cruz. 

A partir de la muerte de su padre, su madre tuvo problemas de salud. De hecho, tenía desvanecimientos imprevisibles, lo que hizo que tuviera que dejar de trabajar en la fábrica de conserva de principios de la Carretera del Palmar en la que trabajaba. Pedro refiere que aquella fábrica era del "Rojo El Campillo". Allí también fue a trabajar la que sería su mujer, Natividad. 

Cuando era niño, fue a la escuela de la calle Mayor, con don Arsenio y con don Tomás, como él mismo cita. Recuerda que allí vivía "El Felicio", que era carpintero y que se encargaba del mantenimiento de la escuela. De don Tomás recuerda que lo represaliaron en guerra, aunque volvió a ejercer de nuevo.  De don Arsenio recuerda que pasó mucha hambre en aquellos tiempos. También recuerda que la escuela estaba separada por sexos y que, durante algún tiempo, fue mixta. 

Coincidió que cuando estaba en la etapa de la escuela, fue el momento de la Guerra Civil. Pedro recuerda que, de camino al colegio, en la calle Mayor, estaba la sede de la FAI y la CNT, y le regalaban a los niños una bolsa de tela que ponía CNT - UGT para ir a la escuela. Por aquel entonces, tenía refugiado en su casa a un matrimonio con una niña que venía de Málaga. Aquel hombre tenía pistolas, y a él le llamo la atención una pistola chiquitica que éste tenía. Al parecer, a ese hombre no le hacía mucha gracia ver la bolsa que traía Pedro a la casa.

Cuando comenzó la Guerra, Pedro se fue con su madre a Cieza, a la casa de su abuela materna, que tras vivir en Murcia, se fue a Cieza y allí murió. 

Al acabar en la escuela, su oficio fue el de la madera, se fue de carpintero con el maestro Salvador, que le decían que era de los Espuches, en Las Barracas, en la Carretera del Palmar, enfrente de "El Margarito", que es la casa pintoresca que tiene unos balcones de piedra en esa zona de esta vía. Luego estuvo con "Los Zorros" trabajando. Más tarde estuvo trabajando con "El Felicio" en la Vereda y en la casita que había enfrente de la escuela de la calle Mayor y con otros como "El Rita". Su mayor queja es que no tenía condiciones laborales dignas, ni cobertura de seguro, ni cotizaba por esos trabajos, sólo el jornal. De hecho, recuerda que, una vez recibió una inspección por su actividad profesional en su casa, que sólo tenía un pequeño banco de carpintero. Sin duda, un negocio del que no conseguía recibir mucho caudal. 

Después de estar por talleres en los alrededores de Aljucer, entró a trabajar en dos talleres de carrocerías en la Ciudad de Murcia, porque entonces, las estructuras de los coches eran de madera. Pero estas dos experiencias no fueron buenas. 

Por fin la suerte le sonrió cuando entró a trabajar en Adrián Viudes, en el Barrio del Carmen. Allí estuvo trabajando muchos años, unos veinte, como carpintero. Recuerda especialmente a don Adrián Viudes y a su mujer doña Amparo y sus tratos con los empleados. Recuerda su casa de Murcia y su casa de La Ribera, y el hotel que tenían allí, y cómo después hicieron el Hospital de Los Arcos, el antiguo. 

Pedro se casó con una muleña, María Valera Fernández, en la iglesia de San Pedro de Murcia en la década de los años 50. María era del Niño de Mula, su padre era carabinero y tenía una buena posición social en aquella localidad. Sin embargo, su suegro murió al finalizar la Guerra Civil, y su viuda y sus 4 hijas, entre ellas, la mujer de Pedro, se vinieron para Murcia. Luego, parte de la familia de su mujer se fue a vivir a Madrid pero ella se quedo sirviendo en la casa de don Ramón Rentero en Murcia. 

Cuando se casaron, se vinieron a vivir a Aljucer, donde cuidaron también de la madre de Pedro, aunque los hermanos de Pedro habían emigrado todos. 

Más tarde, María y Pedro, tuvieron 2 hijos, un hijo, Diego, y una hija, Natividad, de los cuales ha tenido 6 nietos, por lo que es un abuelo de un buen grupo de nietos, de los que habla con orgullo y cariño. 

Pedro ha sufrido algunos problemas de salud a lo largo de su vida, que, en cierto modo, le han marcado y que han puesto en evidencia el valor de la resistencia y de la fuerza que se puede apreciar en su cara y en su forma de afrontar las cosas. 

En principio, un dolor de barriga que le duró un montón de años. También sufrió apendicitis y tuvieron que operarlo dos veces por una mala y accidentada operación que le hicieron. Lo operaron, también, de vesícula, y lo pasó fatal. 

En otra ocasión, estando en Murcia, unas norteamericanas las atropellaron con su coche cuando él iba en bicicleta, y no le pasó nada grave, pero quedó muy dolorido. También tuvo otro accidente en la Carretera del Palmar, en el que el hombre que lo atropelló, yendo, esta vez, Pedro en su bicicleta. En una tercera ocasión, con su moto, cerca de la Estación del Tren de Murcia, un coche le dio un golpe y lo tiró de la misma. Aunque el responsable trató de librarse de las responsabilidades, lo pudieron atrapar. 

Una de las distracciones de Pedro es el trocico de huerto que tiene cerca de su casa, en el que cultiva algunas verduras y algunas frutas, como las naranjas que fueron la excusa para que Ricardo conociera a Pedro. 

Y la verdad es que, aunque Pedro ha llevado una vida de apreturas, se siente orgulloso de poder haber sacado adelante a su familia sin que le falten las cosas más básicas para ir viviendo. 

Compartimos contigo esta historia de vida que nos hizo pasar un buen rato a Pedro, a Ricardo y al que escribe. Ojalá hayas disfrutado como nosotros de haber conocido a un vecino más de Aljucer. 

Gracias por leernos y mirarnos. Es un placer volver a reencontrarnos. 

Ginés Marín Iniesta 
 
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