Trasfondos de Aljucer
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domingo, 15 de septiembre de 2019

El paso y el peso del tiempo

Trasfondo n º 105

Una vista algo diferente e inusual del reloj de la torre de la iglesia de Aljucer.



Hace unos años, Ricardo y Ginés, gracias al permiso del párroco, Patricio Ros, acompañados de Juan Pedro Fernández, ambos protagonistas de nuestra sección "Vivos", subimos a la torre de la Iglesia de Aljucer. 

Además de hacer unas fotos desde el campanario, también pudimos entrar el cuarto en el que está el reloj de torre. Esta fotografía que realizó Ricardo magistralmente y sirve de excusa para este trasfondo excepcional que queremos compartir con vosotros.

Este reloj, no el actual, sino sus predecesores, en la historia de Aljucer, ha sido protagonista de anécdotas que han sido un símbolo de cómo son y de cómo es y se vive en este lugar. Por ejemplo, en la prensa murciana del siglo XIX, encontramos esta curiosa noticia: 

La Paz de Murcia, 3 de noviembre de 1882, páginas 1 y 4: "REMITIDO. En nuestro numero 6.506 del jueves 23 do Enero de 1879, hablamos del histórico reloj de torre del pueblo de Aljucer, que en Oran fue desechada por inútil; después pasó al Ayuntamiento de Cartagena, en cuya ciudad no pudieron hacerlo funcionar, por mas que llamaron a los más célebres artistas en relojería; y por último, el tal reloj se lo trajo Mr, Rojer á esta capital como cosa inútil, y como trasto viejo lo ha tenido más da 20 años, sirviendo de dormitorio a las gallinas, en su casa de recreo de la Puerta Nueva de esta capital, y después en su establecimiento de la Platería; dicho reloj de tau larga y mala historia ha pasado á ofrecer sus sus servicios al citado pueblo de Aljucer, con una regularidad admirable, siendo el modelo de los relojes de torre, por cuya razón, el nombre de su restaurador D. Juan Beltrán Martínez ha quedado esculpido con caracteres indelebles en todos los corazones del expresado vecindario, que le vivirá eternamente agradecido por restauración tan brillante y milagrosa. 
Si las composiciones de relojes de torre de esta Santa Catedral, Espinardo, Beniel, Ricote, Mazarrón, Lorqui y otros han dado á conocer él gran mérito de nuestro paisano Sr. Beltrán, la del reloj hoy de Villanueva del Rio, ha confirmado más y más el justo renombre que vá adquiriendo. Este reloj de larga historia, también ha sido desauciado del Palmar y Alberca, y arrojado á un rincón como trasto inútil, hasta que un señor, del expresado Villanueva, para completar la obra de la iglesia quiso poner un reloj en una de sus torres, y al efecto habló al Sr. Beltrán sobre su pensamiento y arreglado el contrato, sacó del rincón donde yacía aquel inútil mueble, que, hoy completamente desconocido funciona con la regularidad de un cronómetro en la torre de la magnífica iglesia de Villanueva del Rio; pero tan sencilla y segura es su marcha que un niño puede manejarlo con la mayor facilidad; he aquí la gran ventaja qué reporta á los pueblos que poseen los relojes restaurados ó nuevos del especialista Sr. Beltrán.
Sabiendo nosotros por persona fidedigna que en varios pueblos de esta provincia y limítrofes que poseen relojes de torre y que jamás marchan bien a causa de entregarlos a manos mercenarias de hombres intrusos que desconocen completamente el arte de relojería, la consecuencia es muy lógica, gastan mucho, y los relojes cada vez peor. En su consecuencia, señores párrocos y Ayuntamientos, cuando queráis tener vuestros relojes de torre al corriente y garantizados por cuatro años, acudid sin temor al murciano Beltrán, y quedareis  cumplidos y bien servidos como los pueblos ya citados. 
¡Lástima es que hombres de tanto ingenio brillen tan poco en la sociedad, quizás debido a la humildad con que se presentan! ¡Ánimo, Sr. Beltrán, que la bandera de vuestra fama se ostenta orgullosa en muchas torres, y esta patentizarán á España entera que sois el verdadero restaurador y constructor de los relojes de torre! ¡Ojalá que nuestro Excmo. Ayuntamiento hubiera tenido sus arcas repletas de oro, para haberse admitido la proposición que hicisteis de construir un gran reloj de cuatro esferas y otras novedades para la casa Consistorial! Lo sentimos por aquello de que no hay hombre sin nombre, ni ahijado sin padrino".

Es curioso como la iniciativa de los vecinos fue más efectiva que la de la administración municipal a la hora de dar solución a un tema tan sencillo como éste.

Es más, tras la Guerra Civil, fueron los vecinos de Aljucer lo que, a fuerza de movilizarse, recaudaron dinero, a través de sorteos, de la organización del Auto de los Reyes Magos, de salir en el Carnaval como una comparsa y de donaciones particulares, consiguieron un reloj nuevo para la torre de la Iglesia de Aljucer.

Por eso, el reloj de la torre de la Iglesia de Aljucer es un símbolo de una forma de funcionar, de una forma de vivir, de una forma de hacer las cosas.

Ahora que ha pasado el tiempo y se supone que las administraciones están pendientes de las necesidades de los habitantes de las localidades. Ahora, que se supone que tenemos los recursos para hacer que cada euro que se invierta, revierta en los vecinos, parece que algo no funciona.

Pasa y pesa el tiempo y hay temas sin resolver en esta pedanía. Temas relacionados con el urbanismo, con los servicios públicos, con el patrimonio, con las infraestructuras culturales y educativas, con el bienestar social, con el modelo de pueblo sostenible y más adecuado para el presente y el futuro, con el tema hídrico, que abarca un espacio mayor que la pedanía.

En fin, un gran número de temas que no son abordados con seriedad y empaque por el ayuntamiento que nos gobierna. Además los propios habitantes no somos conscientes de lo importante que es que tengamos claro qué tipo de pueblo queremos y cómo vamos a hacer para conseguirlo. Todavía el panorama es más desolador cuando esta realidad se multiplica por más de 50, tanto como pedanías hay en nuestro municipio.  

Por eso, sentimos que el tiempo pasa y que también pesa.

Ojalá que, como comunidad, seamos capaces de poder vislumbrar cuáles son nuestras necesidades y cómo podemos conseguirlas de forma pacífica y sosegada, con diálogo y en búsqueda del bien común. Ojalá sepamos hacerle ver a nuestros representantes políticos, los locales y los municipales, incluso los regionales y nacionales. Ojalá que sepamos acertar en solucionar, a nivel local, temas que, sumando, sean en beneficio de todos.

El tiempo no cura nada, sólo pasa, y depende de quién, también pesa. Hagamos que el tiempo sea la coordenada en la que vayamos construyendo y creciendo, y que no nos pese, sino que sea un tiempo repleto, pleno y muy ágil.

Ah, y cuando pases por la Plaza de la Iglesia, o escuches el tañer de las campanas, dando las horas,  recuerda que ese reloj es testigo de la vida cotidiana de Aljucer desde hace más de un siglo. Un patrimonio que merece la pena ser conocido, conservado y puesto en valor.

Ginés Marín Iniesta 

 
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