Trasfondos de Aljucer
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jueves, 29 de junio de 2017

¿Vamos?

Trasfondo n º 95:

Llegando a la meta de la 1 ª Carrera Nocturna Aljucereña en las Fiestas Populares


Este trasfondo es un poco especial. Es la oportunidad que nos ofreció la Junta Municipal de Aljucer de hacer un trasfondo en un formato algo especial, en modo de pregón, que sirvió para abrir las Fiestas Populares de Aljucer 2017.

Nosotros queremos movimiento, queremos, ir en la misma dirección, cada uno a su ritmo, pero con una meta, por tanto, la foto, llegando a la meta, es una metáfora de lo que queremos que leas, si así lo deseas.

Gracias por seguirnos.


Pregón de las Fiestas Populares 2017 de Aljucer

“Las fiestas populares, el alma de los pueblos”



Muy buenas noches:

Muchas gracias por vuestra asistencia y por acompañarnos en esta veraniega velada, en la que, de la mejor forma posible, procuraré cumplir la parte de pregonero con la que he sido propuesto para iniciar estas fiestas populares del año 2017.

Pregonero, vaya palabra!!!…

Es un incuestionable orgullo recibir este nombramiento y una enorme alegría que no hace más que fortalecer mi idea de lo bueno de este pueblo, de sus vecinos y de todas las personas que de una u otra manera estamos enraizados en este lugar, Aljucer.

Reconozco que me sorprendió cuando nuestra querida alcaldesa Ainhoa me dio la noticia. Le expliqué que yo no estoy demasiado acostumbrado a hablar delante de tanta gente, ni menos subido a un escenario ni nada por el estilo.

 Lo mío, cómo algunos de vosotros ya conocéis, es estar tras una cámara de retratar.

Así me siento cómodo, agazapado y bien pertrechado tras esa pequeña y mágica ventana, captando los instantes de vida que se presentan delante del objetivo para poder compartirlos con todos vosotros.

No obstante, a pesar de ese retraimiento del que hago gala en muchas ocasiones, me enorgullece profundamente ser uno de los protagonistas de esta noche y uno de los encargados de dar el banderazo de salida a estas fiestas populares del año 2.017.

Sólo espero estar, repito, a la altura de las circunstancias y cumplir las expectativas que, a bien, han tenido todas las personas que han decidido que sea uno de los encargados de pregonar estas fiestas y no fracasar en el intento.

Vamos a ello…

Me gustaría hacer de pregonero tal y como reza uno de los libros, según mi criterio naturalmente, más importantes de lengua castellana jamás escrito; nuestro exiguamente utilizado diccionario de la Real Academia Española de la Lengua y que dice así:
   
PREGONERO:

"Pregonero es aquel que publica o divulga algo que es ignorado. Es el que pregona para hacer público y notorio todo lo que se quería hacer saber a la población."

Dicho esto y dado que deseo primeramente que sepan quién soy y de dónde vengo, os hago saber que:

Sí, soy aljucereño, pero eso sí, forastero, como me dice insistentemente y con demostrada sorna mi querido colega y gran amigo Ginés aquí presente, aunque mis orígenes provienen de la capital, del vetusto y añejo barrio murciano de San Antolín, lugar donde viví toda mi infancia y una gran parte de mi juventud y de la que guardo unos imborrables recuerdos.

Que estoy empadronado en Aljucer desde hace poco más de 16 años y gozo del derecho a voto en el Colegio Sánchez Matás sito en el Camino de Salabosque.

Que resido en la zona de los usualmente mencionados "dúplex de la piscina" y vivo felizmente con Mariela, mi mujer y con Pablo, mi hijo.

Que nos sentimos completamente integrados en Aljucer como unos vecinos más y vivimos tranquilamente y con el equilibrio suficiente como para querer seguir residiendo aquí muchísimos años.

¿Y a quien le debemos gran parte de todo esto? Pues es bien sencillo.  A todos vosotros.

A todos los vecinos de bien de Aljucer que nos habéis acogido “tan bien” en este bello lugar, en vuestro pueblo y que “también” lo consideramos como propio.

¡¡¡Muchas Gracias!!!

Pregonar estas fiestas populares es indudablemente un privilegio para mí, como también lo es poder recordar y compartir con todos vosotros algunos recuerdos y sentimientos.

Recuerdo cuando mis padres nos llevaban a mi hermana y a mí a presenciar y participar de las distintas Fiestas que se celebraban en los distintos barrios de la ciudad.

Nos enseñaron a comprender, respetar y valorar el verdadero significado de la fiesta.

Nos hicieron partícipes de muchas de ellas y sentirlas como lo que son, un acto social y cultural.

Nos ayudaron a comprender que todas y cada una de ellas son la exaltación de sus costumbres, de su historia, de sus gentes y de su cultura.

Nos involucraron e introdujeron en algunas de ellas y así llegamos a comprender el valor de las tradiciones, de la cultura, de las personas y de la historia de nuestro pueblo.

Y es que la fiesta es la gente que la forma y gracias a mis padres las he conocido y vivido en plenitud.

Qué importantes son las fiestas para un pueblo verdad!!!!

Actualmente, y con más de medio siglo a mis espaldas, sigo disfrutando de ellas pero desde hace unos años con unas diferencias y cometidos muy significativos.

Ahora con el apasionante rol de padres, mi mujer y  yo, intentamos transmitir a nuestro hijo Pablo, tal como lo hicieron nuestros progenitores, los valores e importancia de preservar las fiestas y tradiciones haciéndole partícipe de las actividades e iniciativas de nuestro pueblo.

Y Aljucer nos está ayudando mucho, aportándonos ese punto de tranquilidad, armonía, cercanía y familiaridad que buscábamos cuando llegamos a nuestra nueva casa.

Y es que muchos son los buenos momentos vividos gracias a vosotros.

Vuestra cercanía y familiaridad la sentimos muy de cerca y la hemos recordado en numerosas ocasiones en casa.

Hemos sabido valorar y apreciar esos pequeños detalles vividos aquí, en Aljucer, con vosotros, y que al final de todo son los que realmente nos hacen ser y estar felices.

Cómo no voy a recordar el acto de la bendición de las bicicletas que, cada verano, Don Patricio nos ofrece, dentro de la Iglesia y ante el Altar Mayor, ante nuestra Virgen de Los Dolores, antes de cada viaje solidario junto a mis compañeros Pepe, Pedro y Luis con nuestra Asociación Bicisolidaria.

Cómo no voy a recordar la inauguración del Belén de la Peña El Trillo donde cada año nos acercamos a verlo junto a otros vecinos y con ello damos por iniciadas las Navidades en nuestro hogar.

Cómo no voy a recordar el sordo toque de tambores que a la lejanía escuchamos desde casa y nos recuerda que la procesión está en la calle llamándonos a ir a su encuentro para sentir el recogimiento y pasión de todo un pueblo.

Cómo no voy a recordar la extraordinaria sensación de llegar a casa y encontrarme tras la verja una gran bolsa llena de limones y naranjas que “alguien” nos ha dejado en forma de regalo sorpresa. ¿Verdad Pedro?

Cómo no voy a recordar la preciosa fiesta de los Mayos y la fiesta de la Cruz en donde toda la familia formamos una sencilla cruz de hojas y flores y que a lo largo del año decora parte de la fachada de casa.

Cómo no voy a recordar a nuestro amigo Pascual, el del Bar Azul, que desde hace muchos años nos prepara unas ricas viandas y nos atiende con su especial amistad, cariño y profesionalidad haciéndonos sentir como en casa.

Cómo no voy a recordar a las personas que confían en mí como fotógrafo y me llaman para cubrir un acontecimiento y me dicen: “Me gustan mucho tus fotos Ricardo”.

Cómo no voy a recordar el placer de la charla en el taller de bicicletas de Antonio Soler, Antoñico como yo cariñosamente le llamo, hablando de lo que se tercie en ese preciso momento con la tranquilidad que da compartir un ratico con un hombre bueno como él, que deja su “faena” para hablar con sus amigos. “Los más importante”, cómo siempre me dice.

Cómo no voy a recordar a los profesionales del Centro de Salud que desde el principio nos han cuidado con tanta dedicación y entrega a toda mi familia.

Cómo no voy a recordar a mi querido Pepe Matas, el Rojillo, que, “sin más, ni previo aviso”, viene a casa a traernos un montón de limones o naranjas o ciruelas o “caquiles de su caquilero como él dice” o hasta incluso nueces de su “vieja noguera” etc… lo que su pequeño y fértil huerto ha dado, sólo con el pretexto de hablar conmigo de lo que sea sin prisa alguna.

Cómo no voy a recordar a Ginés que se desvive con nuestra familia por regalarnos su amistad y por acercarnos el conocimiento de la historia y el patrimonio de Aljucer.

Cómo no voy a recordar mis paseos por la huerta, cámara en mano, captando los preciosos rincones que tenemos a nuestro alrededor, recogiendo la luz crepuscular que inunda de color todo el paisaje y disfrutando ampliamente de la tranquilidad que tanto codicio.

Cómo no voy a recordar la cercanía de las personas que saludan a mi paso y preguntan cómo estoy deseándome un sencillo “buenos días”.

Cómo no voy a recordar el agrado que supone ir a comprar a un comercio de Aljucer y saber que la atención es personal, profesional y muy cercana.

Cómo no voy a recordar a tantos vecinos y amigos que sólo saben hacer el bien con nosotros y nos han facilitado en gran medida la convivencia en este lugar.

Vosotros sois la cercanía, sois la amistad, sois el gran patrimonio de Aljucer. Sois la crónica de un pueblo. Sois la crónica de mi pueblo.

Sois la razón por la que me encuentro a gusto y feliz junto a mi familia.

Sois la suma de todos esos pequeños detalles que me hacen considerar a Aljucer como un lugar de grandes personas con grandes valores, principios y proyectos.

Sois el alma de Aljucer. Sois la fiesta de Aljucer.

SI. Somos un pueblo que merece la pena.

SI. Así os veo yo, así veo y siento Aljucer, y así os lo he expresado y compartido a todos vosotros. Con mis palabras. De la mejor manera posible. La manera que se y tal como lo siento.

Muchas gracias.

Ahora me toca a mí presentarme, a lo mejor muchos me conocéis, pero no está demás, por respeto a todos vosotros, que yo también me presente.

Buenas noches, mi nombre es Ginés Marín Iniesta, hijo de Ginés “El Marín” y Carmen Iniesta “la Virgen”, “La del Marín”, o “La de las lanas”. Soy nieto de Antonio “El Marín” y de Manuela “La Navarra”. 

Como Ricardo, esta noche me gustaría que os fuerais a casa con un buen sabor de boca, tras pasar un ratico agradable con los vecinos. 

Para empezar, tengo que haceros una confesión. Estoy enamorado, es más, siento pasión por este pueblo.

Mis raíces, como las de muchos, hace unas generaciones, eran forasteras. También se fueron buscando algo mejor… pero volvieron.

Por tanto, para mí, Aljucer es un lugar de acogida y un punto de partida.

De hecho, Aljucer es mi lugar en el mundo.

Por eso, entiendo que es importante que los forasteros se sientan como en su casa, en Aljucer, y, por eso, mi amistad con Ricardo es una forma de hacer realidad esta forma de pensar.

Ricardo, sin duda, es un aljucereño más y yo estoy feliz porque él lo sienta así.  

Hasta hace unos años no supe adónde se situaban mis raíces. Este desconocimiento me hizo emprender una búsqueda, intensa, de quiénes eran los que me precedían.

Conforme he ido encontrando respuestas de cuál era mi lugar y mi posición en mi familia, he sido más consciente, me ha permitido conocerme más y conocer más a los que me rodean. Me ha permitido descubrir aspectos de mi historia, de nuestra historia, con sus luces y sus sombras, y me ha ayudado a ocupar mi lugar en el mundo, aceptando con sosiego mi posición en la comunidad en la que vivo y a querer más, si se puede, a mis ancestros.

Por eso, por lo que ha aportado este proceso de redescubrimiento de mi familia, os invito a bucear en la historia de vuestras familias. Es, sin duda, una travesía apasionante.

Del viaje a mis propias raíces, no puede evitar emprender otra aventura, la que me ofrecían las personas y el lugar que me rodea, Aljucer y los aljucereños. Y no he podido abandonar dicho trayecto.  

Todo comenzó cuando empecé a preguntar a los me rodeaban y me fui empapando de sus conocimientos; más tarde, busqué en los libros.

Entre lo que me decían unos y lo que me ofrecían otros, se estableció un diálogo que fue guiándome, dando pasos hacia lo desconocido, atando cabos, descubriendo nombres, datos, lugares, personas que, juntos, iban construyendo en mí una nueva imagen de mi entorno y de las gentes.

Nueva mirada, nuevas respuestas, nuevos datos, nuevas incógnitas.  Y así, he ido avanzando en el conocimiento.

Debo deciros que mi pasión por este lugar crece, sigue creciendo, y quiero seguir transitando y viviendo esta aventura. Deseo compartirlo con todos vosotros, pues a mí me ha transformado, y creo que, su conocimiento así lo hará también con vosotros.

Pero yo no sé hacer fotos, por eso me he “aliado” con Ricardo.

Pero centrémonos en el pregón.

Estamos en verano, la canícula, ese tiempo tan esperado por unos pero al mismo tiempo no tan deseado por otros.

El verano, ese estacional espacio de tiempo que nos aproxima a las suspiradas vacaciones estivales y que, en nuestro caso particular, nos traslada a disfrutar de nuestra cálida costa con su inigualable laguna salada, nuestro querido y ahora maltrecho Mar Menor.

Sin embargo, el irse a la playa es una cosa de “antes de ayer”. El veraneo lo hacíamos en el pueblo o, como muy lejos, en la sierra.

Los veranos en Aljucer han dado mucho de sí. Las noches a la fresca, en los que una silla y las ganas de encontrarse con los vecinos era suficiente.  Los cines de verano, en los que pasar un rato ameno…

Un pueblo que, poco a poco, vive el verano de otra forma, con otras costumbres. Pero una cosa podemos tener en común que es fácil, sencilla y barata, buscarnos y pasar ratos juntos, disfrutando del fresco, si lo hace de las noche de verano y disfrutar de la compañía, el paseo por la huerta, la tranquilidad y el descanso.

Y el verano, ese tiempo que nos acerca a estar más con los nuestros, con la familia, con los amigos y especialmente ese tiempo que nos trae incorporado las fiestas populares, una manifestación esperada y deseada por todos y un elemento trascendental en la vida de una comunidad.

Y es que celebrar la fiesta es la mejor forma de acercarnos para llevar a cabo la placentera expresión de nuestros valores y sentimientos y, como no podía ser de otra manera, a continuar con nuestras tradiciones y recordar nuestro pasado.

El estudio de la fiesta tiene su origen en un movimiento romántico del siglo XIX, el "Folklore", palabra de origen inglés que significa el saber de los pueblos, es decir, el estudio de lo que un pueblo sabe, cree, piensa o siente.

Y es que la fiesta fragmenta la monotonía y suspende temporalmente nuestro ritmo de vida acostumbrado, agrupa a la comunidad en torno a una celebración y a sus preparativos, muestra lo mejor de nosotros mismos, convoca a sus "hijos lejanos a casa" y ayuda en todos sus casos al encuentro familiar.

La fiesta es diversión, entretenimiento, celebración, juego, gratuidad, fantasía, prodigalidad, gastronomía, música y bailes, disfraces y otras expresiones culturalmente ricas y valiosas.

La depresión, la tristeza, la rutina y la cotidianidad ceden su espacio a la alegría y la abundancia, a la ruptura del orden existente, a la locura y a lo carnavalesco, a la excitación sensorial; es tiempo de comer y beber copiosamente.

Sin embargo, las fiestas que celebramos las hacemos porque queremos, porque son fiestas que organizamos con el único interés de encontrarnos y de mostrar lo mejor de cada uno.

Las fiestas son la concreción de la identidad de un pueblo y habla de cómo y de qué manera los vecinos las viven.

Este pueblo que nos reúne, Aljucer, es un pueblo cuya existencia está atestiguada más de 750 años.

Un lugar de antigüedad demostrada, en el que se han ido desarrollando historias de gente de diverso tipo, autóctonas o forasteras, que han ido forjando nuestro pasado, los paisajes que conservamos, el patrimonio que atesoramos.

Aljucer son aguas, que han ido definiendo el origen del pueblo y su desarrollo a través de los siglos. Podríamos hablar del Río Guadalentín y del Río Segura, que con sus aguas, han ido marcando nuestra historia.

Aljucer es camino, que ha situado a este lugar en los mapas y que nos ha hecho crear un punto de encuentro, un lugar desde donde partir, un hogar al que llegar.

Aljucer es tierra, es huerta, es riqueza bajo nuestros pies, un tesoro que no solemos considerar habitualmente.

Aljucer es en su patrimonio, en el que se puede tocar y en el que no. Tantos nombres, tantos elementos que sobreviven milagrosamente, escudos, acequias, molinos, edificios religiosos, caminos…

Cuánto nos gustaría que los niños en el cole conocieran la historia de este rincón del planeta, cómo nos gustaría que los adultos fuéramos capaces de honrar a nuestros ancestros y de cuidar y poner en valor todas las señas de identidad que hemos ido configurando y que nos configuran como un lugar con más de siete siglos de historia. Sólo conociendo nuestro pasado, seremos capaces de conocernos un poco más nosotros mismos.

Pero no todo es el pasado. El presente es la oportunidad que tenemos de contribuir a nuestro futuro como comunidad. Y el presente lo hacemos las personas, patrimonio vivo que atesoramos en Aljucer.

En repetidas ocasiones, cuando citamos un pueblo, indefectiblemente pensamos en el grupo humano que, gracias a su esfuerzo y dedicación, conservan y transmiten sus costumbres y tradiciones más ancestrales.

Se manifiesta una sensibilidad especial, deseosa de ensalzar esos valores y esas creencias con el deseo de que se respeten, se guarden y transmitan celosamente de generación en generación y que les dé identidad propia y adquiera fuerte presencia diferenciándolos de los pueblos vecinos.

Actualmente, lo popular no está reñido con lo oficial, y así vemos cómo nuestros políticos y nuestros religiosos se ponen al servicio del pueblo, se implican y facilitan sus celebraciones.

A todos ellos queremos agradecer la sensibilidad que tienen para conectar con los sentimientos y deseos de los aljucereños, en su diversidad.

La fiesta es una oportunidad de acercar y compartir espacios oficiales con costumbres populares y, por tanto es, un marco idóneo de integración y acercamiento.

Un pueblo que las celebra tiene la enorme capacidad de asimilar los acontecimientos y avanzar confiadamente hacia su futuro.

Celebrar requiere compartir recuerdos comunes, esperanzas colectivas, vitalidad, integración, colectividad, participación; es época de alegría, de paz, de bienestar unido inexcusablemente al ajetreo propio de la fiesta.

Si a un pueblo le quitamos sus celebraciones, acabaríamos en poco tiempo con él. Se consumiría en su efímero presente sin esperanza alguna y perdería rápidamente su identidad.

Por ello debemos luchar por lo nuestro y por los nuestros. Por nuestra herencia histórica, por nuestro patrimonio, por nuestra cultura, por nuestras tradiciones, por nuestros vecinos, por nuestro entorno. En definitiva, por nosotros mismos.

Y debemos procurar hacerlo juntos. Uniendo fuerzas y deseos comunes y, en cualquiera de los casos, respetando y valorando el esfuerzo que realizamos todos aquellos que luchamos por lo nuestro.

Y en ese lugar se encuentra un gran valor social en Aljucer como son las múltiples asociaciones con las que tenemos la inmensa suerte de contar.

Grupos de personas sin ánimo de lucro que luchamos por nuestro pueblo, por salvaguardarlo dinámico y por mantener vivas las tradiciones e historia que nos dan nuestra propia identidad.

A la vez, su diversidad, es signo de lo plurales que somos los que formamos este pueblo y nos recuerda, de nuevo, la importancia de respetarnos para poder lograr un futuro mejor.

Sorprendentemente en Aljucer podemos disfrutar de diversos colectivos que trabajan en, por, para y con Aljucer y los aljucereños.

Asociaciones culturales, patrimoniales, religiosas, deportivas, educativas, folclóricas, solidarias, festivas... un montón de ellas que luchamos denodadamente por y para todos nosotros.

Grupos de personas que buscamos en el asociacionismo un punto de encuentro, de unión, de diálogo, de compartir y construir cosas juntos.

Gente con iniciativas, con fuertes inquietudes, con deseos y todos bajo un punto en común, su amor y cariño hacia Aljucer y sus gentes.

Una concreción de esta realidad son las ferias de asociaciones que ya hemos celebrado en Aljucer, vamos por la 6 ª, las asociaciones del pueblo que nos reunimos, mensualmente, en un punto de encuentro para conocernos, coordinarnos y, hasta querernos y respetarnos.

Todos hemos confiado y confiamos en nuestros vecinos como el punto de apoyo para intentar cambiar las cosas y mejorar lo que ya tenemos. Porque somos un pueblo en constante evolución con muchas ofertas y al mismo tiempo con necesidades y demandas.

Sin ir más lejos, el ansiado Centro Cultural, que deseamos tener en el pueblo de Aljucer lo antes posible. U otra urgente necesidad, ofrecer a los niños, adolescentes y jóvenes, pero, sobre todo a éstos últimos, opciones para que ellos mismos puedan aportar, integrarse y sentirse parte del pueblo y decidan emprender proyectos y lazos en Aljucer.

Puede ser un buen momento para recordar a tantos aljucereños que han dedicado su tiempo y, hasta su dinero, en que tengamos un futuro mejor y que tratemos de encontrarnos.

Por eso, no podemos olvidar a gente sencilla como Mariano Maiquez “El Rita”, Tomás Amante “El Morretes” y todos los músicos que le acompañaron y que siguen, algunos de ellos tocando aún, Antonio Serrano Palazón, y otros tantos que buscaron hacer de su pueblo un lugar mejor.

Tenemos en nuestras manos, conocernos y reconocernos como aljucereños, disfrutar de la vecindad y de todo lo que, de positivo, nos aporta. Todos aportamos algo a esta comunidad y nuestros talentos, compartidos, se multiplican.

Somos un pueblo con ganas de crecer y de creer en sí mismos y que con la ayuda y colaboración de todos lo podemos llegar a conseguir.

Que sumemos esfuerzos por el bien de todos porque esto es de todos y cada uno de nosotros y de vosotros.

El hecho de ser diferentes unos de otros no significa que exista una barrera infranqueable. Eso engrandece a un pueblo y las distintas opciones e ideales le dan mayor peso específico al lugar.

Rompamos barreras, hagamos cosas por nuestro pueblo, unamos nuestras fuerzas, valoremos la opinión del otro, démosle visibilidad a las ideas de nuestro vecino, dialoguemos, respetemos nuestro entorno, busquemos ayuda en el otro, recordad que el sentido común es el más común de los sentidos y vivamos en armonía y paz.

Eso, os garantizamos, nos hará grandes.

Nosotros nos lo creemos y lanzamos estos mensajes que estamos compartiendo con vosotros a los cuatro vientos en un blog que se llama Trasfondos de Aljucer, en el que tratamos de compartir nuestra visión de este pueblo.

Un pueblo con un pasado muy interesante, con un presente apasionante y con un futuro prometedor. Y está al alcance de nuestra mano...

Hoy somos nosotros los que estamos aquí pregonando estas fiestas pero el próximo año podéis ser cualquiera de vosotros los que ocupéis este estrado y disfrutar de todo el protagonismo.

Os invitamos a que os divirtáis en estas fiestas, de nuestras fiestas, de vuestras fiestas, de las fiestas de todos. Y recordar siempre que:

Las fiestas populares son el alma de los pueblos.

¡¡¡¡Muchas gracias a todos y Felices Fiestas!!!!

Ginés Marín Iniesta y Ricardo López Rubio
Pregoneros Fiestas Populares
Aljucer, 24 de Mayo de 2.017



 
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