Trasfondos de Aljucer
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viernes, 22 de enero de 2016

Puntos suspensivos

Odnofsart n º 2



Sí, Trasfondos de Aljucer cumple ya dos años.

Dos años de llevar y mantener un proyecto de trabajo, de investigación, de inquietudes con el único objetivo de compartir con el mundo las características e idiosincrasia de nuestro entorno más cercano.

Dos años en los que libremente hemos captado con la cámara de fotografiar cientos de imágenes y sobre las que hemos plasmado con nuestras mejores palabras la esencia y el sentimiento, según nuestra mirada, de Aljucer.

Trasfondos de Aljucer ha recogido ese trozo de huerta, ese trozo de Murcia, ese trozo de historia, ese puñado de personajes que lo forman para dejar constancia e intentar dar forma al espacio en el que habitamos.

A lo largo de todo este tiempo hemos recogido, gráfica y literariamente, todo tipo de temas en los que hemos puesto en valor la historia y costumbres de Aljucer, así como también hemos puesto sobre la mesa los problemas y deficiencias actuales de este lugar.

Aljucer es la suma de todo eso, de lo bueno y de lo malo y, queramos o no queramos, es lo que poseemos actualmente.

Desgraciadamente, Aljucer se ha arrinconado, se ha acomodado y, por ende, ha sido abandonado a su suerte por culpa de unos y desidia de otros.

El deterioro sufrido en unos pocos años es demasiado castigo para una población que ha duplicado en número.

Destrucción del patrimonio, dejadez y abandono en las tareas de mantenimiento de calles y jardines, vandalismo, etcétera, están ganando claramente la batalla a las ideas y palabras de muchas personas y asociaciones con iniciativas y ganas de mejorar su espacio vital.

Pero Aljucer, hoy por hoy, sólo tiene eso. Palabras, palabras y más palabras y poco más.

Hemos cambiado de dirigentes políticos y, aunque todavía es pronto para valorar su trabajo y acierto, no se aprecian cambios sustanciales que merezcan la pena reconocer.

La paciencia, como la vida, es limitada y el hastío y el abandono están venciendo claramente en este tiempo.

Seguimos sin atraer a nadie, sin bazas para justificarnos y el inmovilismo y la falta de interés hacen que lleguemos a pensar que predicamos en el desierto.

Nuestro patrimonio, nuestra historia y nuestro espacio están siendo destruidos y el que no ha llegado todavía a ese estadio, está siendo arrinconado, tapado y, a la sazón, herido de muerte.

A pesar de todos estos sinsabores seguirá habiendo una voz de queja que, aunque lejana y semi escondida, intentará ser escuchada.

Trasfondos de Aljucer continuará su labor para hacerse oír y ver, al igual que la campana que día a día tañe sobre el pequeño campanario de nuestra vetusta iglesia.

Gracias por seguirnos.

Ricardo López Rubio 
 
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