Trasfondos de Aljucer
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viernes, 20 de noviembre de 2015

El difícil ejercicio de confiar

Trasfondo n º 76

Tocón de un árbol en el "espacio verde" de la Urbanización de la Piscina

La foto de Ricardo, un tocón de un árbol, envuelto en la luz y en la perspectiva que nos regala el propio fotógrafo, es mucho más que una foto, es la concreción de la desesperanza, de la desilusión, de la desconfianza, de la dejadez, de un pesimismo que nace y crece de una realidad que alimenta todos estos sentimientos. Es la visión de algo muerto, así, en primer plano, con crudeza, muy presente en los ojos que lo miran. 

El lugar donde está tomada esta fotografía es el espacio que existe entre la Acequia de Alguazas y la Urbanización que llamamos "de la Piscina". 

Es el lugar donde vive Ricardo. Y esta es la fotografía con la que nos muestra su zona del pueblo. Y es que este lugar de Aljucer es una fuente inagotable de todos los sentimientos negativos de los que hemos hablado antes. Analicémoslo por un momento. 

Este lugar de Aljucer, muy cercano al centro urbano del pueblo, es un lugar de nueva creación, que no tiene, ni tan siquiera un nombre que lo identifique. 

El no-nombre es un indicio de las carencias que presenta esta zona, (y desgraciadamente, no es la única de Aljucer), en la que la comunicación e integración con el pueblo es nula y surrealista, incómoda y poco práctica. En la que los servicios comunes son un motivo para el desencuentro, la queja y el malestar. En la que el ambiente vecinal es complicado. 

Un lugar que ha sido creado obsoleto, de espaldas a sus habitantes y al sentido común. Un sitio abandonado, que ha ido creciendo de forma improvisada y sin buscar el interés general.

Todos los años de existencia de esta nueva zona del pueblo han resultado ser un terreno abonado para una compleja convivencia en la que los choques han sido mayores que los puntos de encuentro, en el que el desgobierno y la improvisación han eclipsado el planeamiento, la colaboración y la participación ciudadana. 

Toda esta frustración es la que Ricardo manifiesta en esta foto, como forma de mostrar el sentir de familias que pusieron su ilusión y su dinero en un lugar que prometía ser un paraíso y que, para algunos, se ha convertido en un infierno.

¿De quién es la responsabilidad? Sin duda es un tema complejo, para el que no tenemos respuesta simple. 

Lo que sí que queremos abordar con este trasfondo, partiendo de esta situación concreta, es un sentimiento que ha anidado en los aljucereños y que, en nuestras manos, está la posibilidad de cambiarlo. 

Podríamos recorrer un trayecto de la desilusión a la ilusión, del abandono a la atención, de la apatía a la participación, del bien propio al bien común, del desencuentro al encuentro, de la desunión a la unión... 

En muchos aljucereños ha calado la sensación de que tenemos un pueblo lleno de carencias, con una pesada e insoportable carga negativa que nos atenaza, en el que los gobernantes, más que aliados han sido enemigos del propio pueblo y de los vecinos, centrados en otras cosas diferentes a organizar y proyectar el pueblo, a hacer participar y dinamizar a los vecinos y a todos los recursos que los habitantes de Aljucer ofrecemos y podemos ofrecer para mejorar como comunidad. 

Quizás esta sensación no sólo haya arraigado en Aljucer, pero creemos que es evidente que, aquí existe. 

Parece que la famosa crisis en la que estamos inmersos desde hace años ha hecho que nos replanteemos muchas cosas y, por este motivo, quizás, hemos sido más conscientes de todo aquello que hemos perdido o de lo que no somos capaces de generar. 

El hecho de compararnos con otras localidades vecinas, en base a criterios como la población o el tamaño, sólo nos ha ayudado a reafirmarnos en esta negra visión que tenemos sobre Aljucer. 

En las elecciones municipales de mayo de 2015 parece que los votos manifestaron la necesidad de hacer algo que cambiara, de alguna forma, la situación en la que nos encontramos como pueblo. 

Han tenido que pasar casi ¡¡¡5 meses!!! para que pudiéramos conocer y tener los representantes que habíamos votado. 

Estos nuevos representantes políticos, que han comenzado su andadura hace muy poco, destilan ganas de trabajar e ilusión y el comienzo es prometedor, ya que, de primeras, han optado por otra forma de relacionarse, de analizar los problemas y encararlos, partiendo, cada uno, de su diversidad ideológica y de opinión, pero tratando de llegar a puntos de acuerdo, puntos de encuentro. 

Sin embargo, la sociedad aljucereña no ssabemos si es muy consciente o percibe este cambio de dirección. 

Por tanto, los nuevos políticos locales tendrán que ganarse la confianza de una comunidad que, en general, no cree en ella misma ni en los gestores de ésta. Por ello, su papel será doblemente difícil y complicado, ya que tendrán que atender a muchos temas y problemas que estaban presentes y que no eran solucionados ni abordados y tratar de ilusionar, hacer cómplices y partícipes a los vecinos de los asuntos de su propio pueblo. 

Y los vecinos, para cambiar las cosas, sería interesante que se involucraran y participaran en la vida del pueblo, buscando el bien común. 

Aún así, es complicado depositar la confianza cuando ya la has perdido. 

Os animamos a recuperar la confianza que nos permite sentirnos plenamente partícipes de que todos los que formamos Aljucer somos importantes a la hora de construir y hacer mejor este lugar en donde vivimos y donde relacionamos. Es posible, es probable. 

Para empezar, os confesamos, nosotros confiamos y nos permitimos soñar un pueblo mejor. 

¿Te atreves a soñar? ¿Te atreves a participar? ¿Te atreves a confiar? 

Gracias por seguirnos. 

Ginés Marín Iniesta 

 
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