Trasfondos de Aljucer
Buscando...
martes, 4 de marzo de 2014

Entre acequias

Trasfondo nº 8

Pasado, presente y futuro, juntos, en esta zona entre acequias.

Partimos de una preciosa foto de Ricardo, como es costumbre, que, con una mirada certera, nos permite hablaros de algo que va más allá de lo que se puede ver a primera vista.

En principio, una rama de un naranjo, solares sin edificar, alambradas, quizás unas calles, (por los coches y las señales de tráfico), y casas, un conglomerado de edificaciones variadas, sin concierto pero con orden. Una síntesis del actual Aljucer.

Hablamos de la zona entre la calle de la Iglesia y la calle Vereda, en pleno centro de Aljucer. Un lugar entre acequias. Un lugar donde había huerta hasta hace pocos años; un lugar curioso.

Curioso porque podemos apreciar las dos acequias que están tapadas, una a cada extremo de este espacio. Por un lado la acequia Alquibla Madre, en la parta más cercana a la iglesia. Por el otro, la acequia Aljorabia.

En la foto se intuye, pero no se aprecia, por lo que os invitamos a visitar este espacio que es la mejor manera de entender lo que os contamos.

Como es difícil distinguir las acequias bajo el cemento y no es fácil reconocerlas, en el momento de escribir este trasfondo, podemos apreciar la parte posterior de las casas como vestigio de la existencia de los cauces. Son fachadas sin ornamento ninguno, incluso sin acceso directo, puesto que no era la entrada de la casa y había un difícil acceso desde las acequias, casi siempre pegadas a éstas.

De esta forma, nos encontramos con edificios del siglo veintiuno que se asoman a esta plaza entre acequias, puesto que estos edificios han sido concebidos para ello junto a otras edificaciones, más antiguas, variadas, que han existido de espaldas a este espacio al que, lentamente, se vuelven. En este proceso nos fijamos y  es lo que tratamos de capturar en esta edición.

Estamos en un espacio que se está configurando, que está proyectando el futuro, desde este presente en el que vivimos, y, literalmente, sobre un pasado que todavía es apreciable y que aún está en la memoria de los aljucereños.

Esta estampa tan cotidiana, poco novedosa, poco atrayente y poco llamativa para los que vivimos en este lugar, supone un cambio histórico en el paisaje y en el uso que del espacio se ha hecho durante siglos.

Es un ejemplo de cómo hemos pasado de coexistir con nuestros recursos, nuestro paisaje, a superarlo y moldearlo a nuestro gusto.

Nosotros no emitimos un juicio de valor, sólo queremos poner nuestra atención en el tipo de desarrollo de nuestras poblaciones.

Cuando pensamos en lugares con encanto, que solemos visitar en momentos de ocio, tendemos a buscar sitios donde el paisaje ha sido preservado de generación en generación, donde podemos apreciar el paso del tiempo. Nos preguntamos hasta qué punto es posible hacer eso aquí, a primera vista.

No sabemos si este rincón de Aljucer merece ser denominado como "lugar con encanto". Lo que sí os podemos asegurar es que es un "lugar único". Dos acequias que enmarcan un espacio de tierra, en este caso una manzana o una plaza, define perfectamente qué es Aljucer, un lugar que ha sido configurado a base de los cauces de agua que lo han atravesado y que ha impulsado a ocupar el espacio como, hasta hace poco, era el trazado urbano del pueblo.

Ahora hemos dado un paso más, ahora ya somos nosotros los que nos imponemos al paisaje. Y no sólo aquí, en este lugar de Aljucer, sino en otros muchos lugares. Todos lo podemos ver.

Para nosotros no es bueno ni malo. Simplemente es.

Dejamos que seáis vosotros los que opinéis. Para nosotros sería un honor saber qué os parece.

Como sabéis, nosotros sólo queremos llevaros más allá de lo que el ojo ve. Si lo hemos conseguido, nos felicitamos y nos sentimos agradecidos.

Ginés Marín Iniesta  




 
Back to top!