Trasfondos de Aljucer
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jueves, 18 de junio de 2015

M ª Soledad Moreno Carrero, "Marisol", mujer de Andrés Gallego, nuera de Ginés "El Aniceto"

Vivos n º 7:

Marisol, en el Salón de Actos del Casino Cultural Agropecuario de Aljucer, el día 5 de junio de 2015


Tenemos el placer de presentaros a una mujer muy interesante. Una mujer libre y sincera, que no nació en Aljucer, pero, como ella misma dice: “llevo más parte de mi vida aquí que en otro lugar”.

Se trata de María Soledad Moreno Carrero, más conocida como “Marisol”, una “narradora de rimas”, como a ella le gusta definirse.

Ella fue objeto de un sencillo homenaje como aljucereña, dentro de las Fiestas Patronales de Aljucer, en el año 2014, organizado por ACLF Aljucer y PatrimoniAljucer, en el cual presentó su primer libro llamado “Rimando vivencias”.

Uno de los frutos de aquel acto fue una entrevista que podéis leer aquí.

Pero hoy queremos hacer una aproximación diferente a Marisol. Queremos que sea ella la que nos cuente lo que quiera. De esta forma, la conoceremos mejor.

Quedamos con ella y su marido, Andrés Gallego, hijo de Ginés “El Aniceto”, una calurosa tarde de junio, en el salón de actos del Casino Cultural Agropecuario de Aljucer.

A modo de introducción, queremos contaros algunos datos que Marisol compartió con nosotros.

La familia de Marisol es originaria de Valdemoro, en Madrid. Su padre era policía nacional y fue trasladado a Murcia, concretamente a El Palmar adonde se quedó a vivir.

De su etapa en Madrid tiene muy buenos y entrañables recuerdos. Y muestra una nostalgia y un cariño muy grande a sus antepasados, especialmente a sus abuelos, que han sido y son, junto a sus padres, y a la familia que ella y Andrés han formado, una fuente de inspiración.

Recordando a sus abuelos y la intensa relación que tenía con ellos, nos reveló que cuando la fotografían, “se descompone”, desde que era pequeña.

Nos dijo que, habitualmente, les mandaba cartas a sus abuelos, a Madrid. Su hermano siempre se fotografiaba y a ella no le gustaba, por lo que, en alguna ocasión, bromeaban, diciendo si tenían o no una nieta, ya que no la veían en imágenes, aunque la leían.

Hemos tenido la suerte de conseguir que Marisol nos permita hacerle una foto que Ricardo nos regala y en el que trata de captar su alma.

Marisol nos contó, junto a Andrés, que se casaron el 12 de septiembre de 1971, y que, desde entonces, vive en Aljucer, en donde ha hecho su vida, en donde han formado una familia.

Andrés Gallego, era hijo de Ginés “El Aniceto”. Este apodo lo ha heredado de su abuelo Aniceto, que era albardinero, tasador de hoja y procurador de acequia, entre otras cosas.

Nos sentamos al lado de una ventana, buscando la luz y una suave brisa primaveral que, apenas, soplaba y nos deleitaba con su fresco.

Marisol derrama elegancia y poesía por donde pasa. Nuestra encuentro fue un rato de conversación que queremos compartir con todos vosotros y en el que quedó claro su amor por los versos.

Para comenzar, nos enseñó un libro, “Aires de Libertad”, de un aljucereño aficionado a las letras y a los versos, José Riquelme Campillo. Nos sirvió para empezar a hablar de Aljucer y de sus vivencias en este rincón del mundo. Las letras de José le recordaban vivencias que ella había experimentado y de las que hablamos un rato.

Posteriormente nos contó una actividad en la que participó, no hace mucho, en el Colegio Escultor González Moreno de Aljucer.

Se trataba de una charla sobre la poesía para los alumnos de 6 º de Primaria. La propuesta era la siguiente: sobre un tema dado, en este caso, la lluvia, recitó dos piezas, que nosotros tuvimos el gusto de disfrutar en el transcurso de esta conversación; se trataba de un relato rimado, “Tormenta de verano” y de una poesía de un nivel un poco superior, llamada “Gotas de lluvia”.

Una vez expuestas estas composiciones de Marisol, los alumnos tenían que trabajarlas. Para ella fue una sorpresa enorme el talento de los niños y cómo habían logrado captar la esencia de los sentimientos que le quería comunicar a través de esta forma de expresión literaria. Por ejemplo, nos relataba, que uno de ellos le dijo que las gotas de lluvia eran “lágrimas de pureza”, recuerdo de aquéllos que ya no están.

Una vez que ella recibió una impresión de lo que los escolares habían experimentado, Marisol les preguntó para qué servía la poesía.

Ella misma les propuso una posible respuesta a esta pregunta que a los alumnos les sorprendieron: “La poesía sirve para gastar papel y es cursi”.

Una vez que ellos le ofrecían su atención, Marisol les fue explicando que la poesía no es cursi, ya que podemos hablar de muchos temas con ella, temas que nos interesen, no sólo de amor y cosas sensibleras. Es una forma de comunicación más.

También la poesía les podía ayudar a encontrar trabajo, según ella les contaba, ya que la poesía te ayuda a tener más vocabulario, a hablar mejor y a desarrollar tu creatividad.

Les ponía el ejemplo de la poesía y un mecánico. Si alguien que supiese de mecánica quiere conseguir un trabajo, aparte de saber de motores, tiene que tener algo que le haga diferente. Si ese mecánico tiene un vocabulario rico, es un indicio de que es una persona cultivada y trabajadora, que, además de mecánica, sabe de otras cosas. Además puede atender a los clientes, con ingenio y educación. Por otro lado, ante una reparación difícil, la creatividad le puede ayudar a encontrar una solución al problema planteado.

Para Marisol, esta experiencia ha sido muy agradable y enriquecedora y así nos lo comunicó. Nosotros, gracias a esta historia, pudimos apreciar qué importante era la poesía para ella.

Fue la oportunidad para hablar de uno de los talentos que Marisol posee y que, poco a poco, comparte con los demás. Se trata de su capacidad de expresar mediante un lenguaje poético, su visión del mundo. Pero no se queda ahí. Su forma de recitarlos es emocionante, vibrante, pasional. Y, además, lo hace sin leer un papel.

Nos confesó que: “Yo no memorizo los poemas, los duermo, desde pequeña, durante varios días”. “Necesito escribirlos y verlos, luego los recuerdo y los revivo. Nos los vuelvo a mirar, sólo en mi cabeza”. Ella lo llama “memoria fotográfica”.

Entonces, con sumo gusto, Marisol nos recitó algunos poemas, tanto suyos como otros que había aprendido cuando era pequeña.

Le pedimos que nos hablara de qué sentimiento le despertaba la huerta y Aljucer.

Marisol recordó un momento que, junto a su nieto, se quedó contemplando la belleza de un huerto en primavera, lleno de multitud de tonalidades de verde y de vinagrillos. “Hay que ver qué bonita es la huerta cuando la sabemos mirar”, sentenció.

“Aljucer es mi vida”, nos reveló. “Yo llegué con 21 años, aquí nacieron mis hijos. La familia es lo más importante para mí. Aquí he hecho mi vida”.

Para expresarnos cuál es su sentimiento hacia Aljucer, compartió con nosotros unos versos que compartimos, a su vez, con todos vosotros:

Aljucer, pueblo huertano, 
que amoroso me acogió
entre tu gente sencilla
mi juventud transcurrió. 

No lo digo con tristeza 
sino con honda emoción, 
que cuarenta años pasaron
y mi madurez llegó. 

Realmente fue una entrañable tarde, en la que disfrutamos mucho con la conversación, la emoción, la generosidad y la confianza de Marisol y Andrés. Muchísimas gracias.

Y gracias a todos vosotros por seguirnos.

Ginés Marín Iniesta 

 
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