Trasfondos de Aljucer
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lunes, 28 de julio de 2014

Alguazas, una acequia aljucereña de nacimiento

Trasfondo n º 32:

Acequia de Alguazas, a la altura de Torre Poyo


Ahora que hace calor, una foto refrescante. Una foto de una acequia que es un vergel, que es vida, que es una frontera. 

Ricardo se ha lucido, ha hecho una foto limpia, o algo así dice él. Es el verano en la huerta. Qué evocadora. 

Esta belleza es la que se destruye con demasiada frecuencia, que no se disfruta, que no se valora, que, la mayoría de las veces está oculta.  

Y esta acequia es llamada Acequia de Alguazas. 

Según Rafael de Mancha, autor del libro "Memoria de los riegos de la Huerta de Murcia", de 1836, la Acequia de "Alguaza" "toma de la mayor de Barreras encima de Aljucer; su boquera es de figura cuadrilátera, de un palmo y seis dedos de altura, y 5 palmos 6 dedos de ancho, riega 3454 tahúllas y con el brazo que nace de ella llamado Meana o Alguaza de medio día, se riegan 485 tahúllas todas situadas en las diputaciones siguientes: Aljucer, 487; Casas de Saavedra, 551; San Benito, 1335; Algezares y Garres, 1166; Beniaján, 400".

Por tanto, y como os contábamos es una acequia, de nacimiento, aljucereña. No es la única, pero aprovechamos para ir más allá y hablar de aquello que rodea a esta acequia en su trascurrir por el sur de la huerta. 

La primera cosa de la que os queremos hacer conscientes es de la magnífica obra de ingeniería que una acequia es. El valor añadido lo tiene porque esta infraestructura fue planeada y llevada a cabo, al menos, hace casi 500 años. El trazado de una acequia es fascinante, pues va aprovechando la orografía del terreno y aprovecha distintos lugares para cada uno de los elementos que posibilitan que esta obra sea de un uso práctico y válido para el desarrollo de la agricultura y de la vida en estas tierras. Lástima que nuestros conocimientos no nos permitan explicaros y daros a conocer el valor real de los cauces de las acequias y sus trazados. Nos encantaría que alguien que controlara este tema nos lo explicase y lo pusiera en valor. 

A algunos le parece poca cosa, y, con el atrevimiento de la ignorancia y el desconocimiento de lo que significa integrar estos cauces en el planeamiento moderno, lo destruyen sin contemplaciones. A nosotros nos espanta, pero queda dicho...; que cada uno haga sus reflexiones...

Volvamos a la acequia de Alguazas. El lugar donde tiene su nacimiento es conocido en Aljucer por "Las Corrientes". Es interesante preservar este patrimonio toponímico porque forma parte de la cultura de un pueblo. Es un espacio que, ahora, es inaccesible, pero que es curioso de ver y que ha sido un poco "dejado" por los responsables de su mantenimiento. 

A continuación, y casi sin darnos tiempo a nada, sobre el "estrenado" cauce y la acequia mayor, que continúa un tramo en paralelo con la de Alguazas, se situaba un molino harinero llamado y conocido por todos como "Molino Chico".  En esta ubicación, en distintos momentos de la historia, con origen, parece, en el siglo XIV y siglos posteriores, se ha hablado, por varios autores, de los "Molinos de Aljucer". 

Justo un poco más adelante, unos metros apenas, aguas abajo, encontramos un puente, con dos ojos, sobre las dos acequias, la mayor y la de Alguazas. No es posible ver el ojo sobre la acequia de Alguazas, ya que está oculto bajo una edificación. Es posible ver, aunque de una manera muy poco adecuada, el ojo sobre la acequia mayor. Un desastre a nivel de conservación. Os explicamos porqué. Si vas por la calle Escultor Roque López, en medio de una de las aceras puedes ver una piedra, con una barra de metal. La piedra está manchada de pintura roja. Esta piedra es un sillar de un puente del siglo XVIII, del que os hemos puesto un enlace un poco más arriba. 

Es un absoluto desastre el estado en el que está el puente, la perspectiva para verla es imposible, el estado de la obra, lamentable. Ni tan siquiera sabes lo que es y además está justo en la parte central de la acera, siendo un obstáculo más que un elemento a conservar. Verdaderamente bochornoso. Quien tenga responsabilidad, que la asuma. 

La acequia discurre paralela a la Calle Vereda. En la zona en la que se acerca a la Carretera del Palmar, encontramos un tesoro vegetal, una olmeda, de las que hemos hablado ya en algún trasfondo. Esta olmeda ha sido objeto de una serie de vicisitudes relacionadas con su conservación, ya que es la que está más cerca del casco urbano del pueblo. También este entorno es manifiestamente mejorable para que sea accesible a los aljucereños. A esta alturas, la acequia se convierte en una división, más que en un punto de encuentro, pues separa el Viejo Aljucer, del Nuevo Aljucer. Incomprensible. 

Más adelante, el cauce se hace subterráneo para atravesar la Carretera del Palmar. Y lo "han hecho subterráneo" tras atravesar esta vía. Desde el comienzo del carril de las Palmeras, a poco antes de la Torre Poyo. No hace mucho, esta acequia discurría con todo su poderío y belleza, incluso podíamos disfrutar de un partidor, que llamaban de la Periquita. 

El motivo, seguro que importante, (creemos que es algo relacionado con pozos y catas), se lo ha llevado por delante, y donde tantos años hubo algo que era respetuoso con el entorno y creaba vida, ahora tenemos un camino lleno de baches, bajo el cual, dentro de tubos va nuestra amiga, la Acequia de Alguazas. Es curioso, desaparecer la acequia y aparecer casas. Interesante. 

Bien, llegamos al lugar donde Ricardo captó la foto, justo junto al camino del Salabosque, en donde, tal río Guadiana, aparece de nuevo la acequia, con todo el esplendor que hemos comentado y que podéis percibir. 

A estas alturas, la acequia se hace frontera. Frontera entre Aljucer y La Alberca. Todo lo que queda a su derecha, según el curso de las aguas, es La Alberca, todo lo que queda a la izquierda, Aljucer. 

El cauce, en la zona aljucereña, acaricia la ermita de la Torre Poyo. El altar mayor se asoma a la acequia. Una metáfora. El agua, la vida, Dios. 

Continúa, al aire, y va desplegando su agua y su belleza por esta zona del sur de la huerta. Y llega a un lugar que conocemos como Los Alburquerques. Un paraje, un lugar, una zona, que merece un trasfondo para su conocimiento y reconocimiento. 

De la Acequia de Alguazas se servía el ya desaparecido Molino de la Cruz Quebrada, del que sólo queda un olmo magnífico, algunas piezas del molino, recolocadas en las casas aledañas y mucho recuerdos en los vecinos que todavía lo vieron en pie o funcionando. 

La Cruz Quebrada era una hacienda que tenía mucho que ver con la Torre y Ermita de Los Alburquerques. Insistimos que éste es tema para otro trasfondo.  

Y a partir de aquí, la acequia se despide de Aljucer y continúa su camino por el sur de la huerta. Y nosotros  nos despedimos de ella. 

Antes de terminar queremos mostraros dos noticias que contextualizan este cauce en diferentes épocas: 

La Paz de Murcia, 9 de octubre de 1878, página 1: 

"Enteróse al Ayuntamiento del informe de los procuradores respectivos consintiendo la obra de una casa sobre los quijeros de la acequia de Alguazas en Aljucer, obra que como dijo el Sr. Hernansáez está casi hecha, pero que se halla parada hoy por reclamación del Alcalde y otros vecinos de esa aldea por haberse ocupado terreno del común."

En esta noticia, se trata un tema por el que, antes, había una cierta oposición popular, la apropiación del común de las acequias, especialmente los quijeros y accesos. Ahora, ni tan siquiera sabemos qué es propiedad de todos y qué de cada propietario. Ya hace más de 130 años había quien quería hacerse con lo que era de todos, y así seguimos, en esta acequia y en otras...

La siguiente noticia se enmarca en la zona de Los Alburquerques, ya que los propietarios que parecen y las indicaciones que dan son de aquellas zona. 


Levante Agrario, 31 de diciembre de 1931, página 2: 

"Juntamento de Alguazas

A consecuencia de instancia presentada por don Fernando Pérez Vidal, en representación de doña Carolina Batlles Castella, regante del Heredamiento de Alguazas, se ha dispuesto que los interesados en el mismo celebren Juntamento en estas Salas Consistoriales el día 5 de Enero próximo a las once de la mañana, con objeto de darles cuenta de los siguientes antecedentes que sirvan de base para la resolución consiguiente: «Que su representada es dueña de 45 tahullas en el término de Aljucer, que tienen su riego por la mencionada acequia. Dos y medía de ellas están completamente separadas de las demás, siendo sus linderos, Levante, tierras de don José Illán; Poniente, con tierras de don José López; Norte, con las de doña Soledad Salazar, regador por medio,las cuales, según noticias de un propietario de aquella zona, el colono Tomás Torres o su antecesor que las llevaban, tomaba el agua cuando le correspondía regar por el brazal del Lunes, portillo de López.

Sin causa alguna que lo justifique, hace bastantes años que el referido colono varió la toma sirviéndose para regar, según dicen del partidor de los Caballeros, perjudicando indudablemente a los colindantes, que unas veces por amistad y otras porque les sobraba el agua, es lo cierto que nunca protestaron hasta ahora que se ven obligados a ello para poder salvar las cosechas de sus fincas. Se dice también que los regantes del mencionado portillo de los López tienen más tanda con arreglo al número de tahullas que llevan que los señores que surten del partidor de los Caballeros, lo cual hace presumir que aquellos son los que disfrutan la que les corresponde a las dos tahullas y medía indicadas; esperando concurran al acto los regantes de los referidos portillos.

Lo que se hace notorio por el presente para conocimiento de los interesados, a fin de que concurran al acto, en inteligencia de que a los que no lo verifiquen les parará el perjuicio a que haya lugar."


No hace tanto, tenían tanto sentido las acequias y toda la cultura que de ellas se derivaba. Hoy casi lo hemos olvidado. 

Resumiendo, el cauce de una acequia es una forma de acercarse al patrimonio y de conocer el territorio. 

Las acequias, en nuestra opinión, deberían ser caminos de descubrimiento, de disfrute, de observación, y no cloacas y zonas llenas de basura, que atraen ratas y otros bichos, y fomentan el desapego y el desprecio de los habitantes de la huerta. 

Nosotros apostamos por su conservación y su integración, por su mantenimiento y puesta en valor, por su cuidado. Son fuente de conocimiento y así las reivindicamos. 

¿A tí, qué te parece? Estaremos encantados de saber tu opinión. 

Gracias por seguirnos.

Ginés Marín Iniesta 

 
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