Trasfondos de Aljucer
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martes, 4 de febrero de 2014

El olmo y el molino de Oliver

Trasfondo nº 4

Caz del molino de Oliver. Olmo reflejado en sus aguas.


Aquí tenéis el caz del molino de Oliver, en la Calle Libertad de Aljucer, muy cerca de la iglesia.

El caz, en un cauce, es la parte de la acequia que recoge el agua para usarla con algún objetivo, en este caso, para mover las piedras de un molino. La fotografía no refleja el grado de deterioro que ha sufrido este lugar en pocos años. Es una imagen bella que recoge una preciosa estampa de un olmo en invierno. El olmo, uno de los guardianes de las acequias de las que os hablaremos en otro trasfondo. 

Sin duda, la localización de la foto es un lugar céntrico de Aljucer, llamado a ser un lugar de encuentro. Un lugar con historia, un lugar inigualable, único. 

Pero diversas circunstancias hacen que sea un lugar poco atractivo, sucio, feo, degradado. Sin embargo, nuestro interés es que podáis ver más allá de lo que los ojos pueden ver.

Esta vez os queremos centrar nuestra atención en los molinos, otro de los emblemas de nuestro pueblo que ha ido desapareciendo, que ha sido importante y que constituido una actividad económica con la que ha sido muy conocido este lugar.

Empecemos haciendo una composición de lugar. En el anterior trasfondo, os hablábamos de las acequias que surcan el relieve de Aljucer. Estos cauces han alojado molinos de diferente función. Según su función, los podemos agrupar en molinos harineros, para transformar el grano del cereal en harina, y molinos bataneros, para compactar los tejidos por medio de unos mazos, aunque, más adelante, debido a los avances que trae consigo la industrialización, algunos se convirtieron en molinos de pimentón y otros se dejaron de utilizar.

En el entorno de Aljucer, tenemos varios de estos edificios, cuya localización ha dado lugar a una serie de topónimos que son conocidos popularmente. Nombramos los que documentamos con más antigüedad, aunque existen o existieron algunos más de los que nombramos. Pasamos a enumerarlos:
  • Molino del Rey, molino harinero, en las proximidades de San Ginés, Era Alta y Aljucer, sobre la Acequia Mayor Alquibla. Uno de los molinos más antiguos de esta zona de la huerta, muy cerca de donde está la toma de la acequia de Beniaján. 
  • Molino de Oliver, molino harinero, en la misma acequia, justo en Aljucer, cercano a la iglesia. Justo en la toma de la acequia Alquibla Madre. Un molino del siglo XVIII que perteneció a la familia López de Oliver. 
  • Molino Chico, molino harinero, de nuevo sobre la Acequia de Barreras, en el centro de Aljucer (Calle Escultor Roque López). Molino ya nombrado en los documentos del siglo XIV como "Molinos de Aljucer", justo a continuación de la toma de la acequia de Alguazas. 
  • Molino de las Siete Piedras, molino harinero, sobre un cauce que deriva de la acequia mayor. Un molino de grande dimensiones. Una de sus entradas asomaba a la Plaza de la Cruz. 
  • Molino del Porche, molino harinero, también sobre la acequia mayor, en dirección a Murcia, en las inmediaciones de Aljucer, perteneciente a las monjas verónicas, que ya está documentado en el siglo XVIII. 
  • Molino del Batán, molino de abatanar, sobre la acequia Alcatel o del Batán. Cercano a Aljucer en dirección al Camino del Badel. También está documentado en el siglo XVIII. 
  • Molino de la Cruz Quebrada, molino harinero, sobre la acequia de Alguazas, cercano a la Torre de los Alburquerques. Vinculado a la hacienda de la Cruz Quebrada. 
De ellos tenemos conocimiento por multitud de documentos y libros que atestiguan su situación y el papel fundamental que tenían en la Edad Media y en la Edad Moderna en el desarrollo de las actividades económica y en la subsistencia de la población.

Todos estos ingenios hidráulicos están presentes de una u otra forma. Casi todos están arruinados o sólo parcialmente sobreviven. Os los mostraremos en próximas entregas. Pero son testimonio aún de un pasado no tan lejano que todavía está presente.

No sólo podemos saber dónde están los molinos, incluso podemos encontrar a algún molinero que ha trabajado en alguno de los molinos que en Aljucer fueron.

Además, algunos lugares del pueblo son conocidos por topónimos relacionados con esta industria, (por ejemplo, la calle Escultor Roque López era llamada el "Estrecho de los Molinos", ya que uno de los lados de la calle estaba ocupado por los edificios del Molino Chico y el Molino de las 7 piedras. Otro ejemplo de la importancia que ha tenido esta actividad en el pueblo, es la existencia de una calle Molineros, dedicada a quien desempeñaban, hasta hace no mucho, este oficio).

Pero volvamos a la foto. La fotografía se ha recogido en las ruinas de un molino demolido, hace tan sólo ¡¡6 años!! Un símbolo de la forma que los aljucereños tenemos de relacionarnos con nuestro patrimonio, con nuestra historia. Más bien podríamos decir de no relacionarnos.

El conocimiento de qué somos, lo que atesoramos y su sentido nos permite mantener una relación de cariño, admiración o simplemente de presencia y convivencia, (que no indiferencia o ignorancia).

El caz del molino de Oliver, del que aún podemos disfrutar, estuvo a punto de desaparecer bajo el hormigón y los tubos, sin embargo, aún muestra la belleza del agua corriendo por el cauce y la vigilancia del olmo solitario y espigado que observa este lugar.

Para nosotros, molino, acequia y olmo, significan la presencia de algo remoto que aún sigue entre nosotros, que nos configura como pueblo y que participa en nuestra forma de ser y relacionarnos con el mundo.

Nosotros sólo queremos que, tras este espacio sucio y feo, puedas adivinar lo que significó la industria de los molinos en este espacio. Y toda la herencia casi invisible que nos ha dejado y que vamos perdiendo con nuestro olvido.

Ginés Marín Iniesta 


 
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