Trasfondo nº 1
 |
| Puente de la Torre de Tudela
Aljucer, un lugar de puentes, un lugar de acequias, un lugar de agua, un lugar de paso... y dónde quedarse.
Nuestro primer trasfondo es un puente, de los tantos que hay en Aljucer. Un puente pequeño, sorprendente, bonico. Tratamos de hacer un puente entre la imagen y la palabra entre lo cotidiano y su significado. Entre lo visible y lo invisible. Entre lo conocido y lo olvidado. El puente, llamado de la Torre de Tudela en el siglo XIX, y del "Patitas" en el siglo XX, es más que eso. Es una obra con hechuras del siglo XVIII, un lugar de clave, aunque no principal, necesario para el discurrir de las aguas por este Valle del Segura. Supone un paso para pasar por encima de la Acequia Mayor de Barreras o Alquibla. Es el lugar donde el ancho del caudal de ésta se estrecha y, a partir de la cual, empieza a llamarse Alfande. Es un lugar de distribución de agua, en el que nace una acequia, la de La Herrera (y Condomina, ya que antes eran dos y se unieron, agrandando la toma). Lo podemos observar en el primer tramo de acequia que se deriva justo al lado del puente o en la toma de la acequia, tallada en piedra ("la boquera es cerrada de figura cuadrilonga de 10 palmos 8 dedos de altura y 1 palmo 10 dedos de ancho", según Rafael de Mancha), o en el azud, pieza bajo el puente, cuyo cometido es propiciar el remanso de las aguas para que entren en la acequia menor. Este puente, un lugar único, con encanto, irrepetible, digno de ser conocido y conservado. Un testigo de las presencias antiguas de generaciones y culturas distintas.
Ginés Marín Iniesta
|