Trasfondos de Aljucer
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viernes, 4 de noviembre de 2016

La ventana

De Cerca n º 4:

Detalle de una casa al inicio de Calle Vereda, desde la Carretera de El Palmar

Miro esa ventana, desolada, abandonada.
Y al mirarla me habla a gritos.
Gritos de dolor. Por ser quién es y no poder ser nada más.
Cerrada, resistente a los cambios, asfixiante, dramática.

Me conmueve, me remueve, la miro y me mira.
Ella no puede abrirse, yo sí.

Entonces pienso en lo que nos cuesta abrirnos.
Se posa en mí el deseo de abrirme, de oxigenarme, de renovarme.

Quiero ventanas abiertas, quiero aire fresco que me envuelva,
que me traquetee, que cause una ventisca y que lo cambie todo de lugar.

Vuelvo a la ventana, y la miro, y sueño...

¿Y si este lugar en el que vivo es un lugar abierto, de gente abierta?
¿Y si la brisa nos refresca, nos remueve y nos hace ser mejores?
¿Y si ese lugar es aquí y ahora?

Entonces me inclino y agradezco su enseñanza
a esa ventana cerrada y ajada en un entorno tan poco bello.

Esa ventana, una inspiración.

Ginés Marín Iniesta 
 
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