Trasfondos de Aljucer
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domingo, 15 de marzo de 2015

Lento ocaso

Trasfondo n º 56:

Fondo de la Acequia Mayor de Barreras a su paso por Aljucer 

Ahora que parece que las acequias tienen las horas contadas. Ahora que es posible que los propios hacendados sean los verdugos de las acequias que le suministran el agua para regar sus tierras, creemos pertinente volver nuestra mirada hacia ellas. 

La foto de Ricardo recoge el cauce de la Acequia Mayor Alquibla o Barreras, centrando su atención en los "bajos fondos" de la misma. 

Aunque la imagen es bella, es una belleza decadente, una belleza en la dejadez, que muestra la falta de atención y de mantenimiento de estos "caminos de agua".

Las acequias nos identifican, forman parte de nuestro paisaje desde, aproximadamente, ¡1.000 años!

Soñemos un ratico. 

Imaginad Aljucer rodeado de huerta, que tanto nos gusta a los que vivimos en ella, por todo lo que nos ofrece.

Imaginad las acequias, limpias, abiertas, el cielo reflejándose en el cauce, con agua corriendo, con el susurro del agua, con los quijeros llenos de vegetación autóctona pero con la posibilidad de transitarlos sin obstáculos. Con barreras de seguridad para evitar caídas en algunos puntos. Con el urbanismo respetando los cauces, en armonía. Sin vertidos, sin basura. Con animales y plantas. Las acequias como un lugar de esparcimiento natural y con un matiz medioambiental. Un lugar donde disfrutar de la naturaleza. 

Imaginad a gentes dedicadas a su mantenimiento. Gentes que vienen a conocerlas. Carteles, mapas y guías que nos hacen conocer las distintas acequias y sus peculiaridades, su significado, su interés biológico y natural, sus historias, sus hechuras arquitectónicas, todo lo necesario para comprender la ingeniería que las pensó y las hizo realidad. Las acequias como un reclamo turístico, como una fuente de riqueza, de conocimiento, de trabajo.  

Imaginad la conservación del patrimonio industrial asociado a ellas, como molinos o fábricas, relacionado con el histórico aprovechamiento de los recursos hídricos mediante estos cauces. La puesta en valor del patrimonio de las pedanías, en especial, cuyo desarrollo se ha basado en la posibilidad de acceder a estas aguas y de trabajar estas tierras. Las alegrías y las penas de estas poblaciones, en muchos casos, han estado vinculadas a las acequias. Una forma de conservar y poner en valor la identidad de cada rincón de la huerta en base a la historia de sus gentes y de como se han relacionado entre sí y con el medio que las acoge, así como con sus acequias.

Imaginad que las acequias se siguieran usando para seguir cultivando las tierras y que ese cultivo tuviera su repercusión económica en la propia comarca y que mereciera la pena seguir cultivando la huerta. 

Ahora, dejad de imaginar. 

Parece que el objetivo está muy alejado de lo que imaginábamos. El fin es hacer desaparecer las acequias y llevamos muchos años haciéndolo. Todos somos un poco responsables de su desaparición, ya que son un estorbo, para la mayoría, más que una oportunidad. 

Y oportunidades ofrecen, y, con los medios necesarios y la voluntad de muchos, sería posible aún corregir algo. 

Nosotros pensamos que las acequias son joyas que hay que proteger, cuidar, mantener, mimar y dar a conocer, para que brillen y den esplendor a la huerta que las atesora. 

Esperamos que no seamos los únicos. 

Os invitamos a que imaginéis, con nosotros, qué se te ocurre que se podría realizar para hacer de la conservación de las acequias una posibilidad de futuro para la Huerta de Murcia. 

Gracias por seguirnos. 


Ginés Marín Iniesta 

 
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