Trasfondo n º 57:
Senda al final del Carril de los Raspajines en Aljucer
Para cualquier persona que vive o ha vivido en la Huerta, una senda es algo así como un camino íntimo, cómplice de los sentimientos y vivencias de las personas que la transitan.
Según la Real Academia de la Lengua Española, una senda es un "camino más estrecho que la vereda, abierto principalmente por el tránsito de peatones y del ganado menor".
Vicente Medina, en su "Cansera", hacía a la senda partícipe de sus sentimientos y emociones.
Ricardo, con su mirada certera, ha sabido introducirnos en esta senda. Su imagen nos transporta a ella, a ese rincón de la huerta.
El primer pensamiento que nos asalta: ¿Cómo es que esta senda está, aún, en tan buen estado?
Pues, seguramente, porque no lleva a ningún lado.
Como ya no se trabaja apenas la huerta, este camino tuvo su función que, ahora, ha ido perdiendo su sentido, se ha ido convirtiendo en una sendica olvidada, aislada.
Esa ha sido su mayor fortuna y su mayor desgracia.
Su fortuna, puesto que no es esencial, ni forma parte, por ahora, de ningún plan parcial de urbanización, es su supervivencia.
Su desgracia, el olvido y su desuso, que la hará perder su sentido y es, quizás, su mayor amenaza.
Por tanto, como tantas cosas en la Huerta de Murcia, nos asalta una contradicción, conservación y uso, con desarrollo y utilidad.
El contraste, la pérdida de estas sendas nos hace valorar su existencia.
La fotografía es evocadora, nos evoca otros tiempos. Nos invita a transitar por esta sendica, nos invita a perdernos en ella.
La luz, el color, el olor, el silencio, el misterio..., son los diferentes elementos que nos van conquistando y nos introducen en una especie de onírica realidad.
Es la belleza viva, que embriaga todos los sentidos, que te envuelve, que te asalta y se mezcla con tus sentimientos y emociones.
Es, salvando las distancias, como el pasillo de un museo, por el cual podemos transitar y disfrutar de la belleza que nos rodea.
Este trasfondo quiere, a partir de una sencilla senda, transmitiros cuánto se puede disfrutar y cuánto aportan parajes como éstos.
Quiere ser nuestra particular forma de saludar a la nueva Primavera que ya está aquí con todos nosotros.
Quiere ser una invitación a perderse por la huerta y disfrutar de numerosos rincones, sendas, lugares que, no sabemos por cuánto tiempo, existirán.
Quiere ser un canto a la belleza de ésta, nuestra huerta, que no sabemos cómo conservar ni cómo poder mostrársela a nuestros descendientes.
Quiere ser un lamento, en voz alta.
Para nosotros, esta sendica, ya forma parte de nosotros mismos.
Nos encantaría que formara parte de ti y nos gustaría saber lo que te sugiere.
Gracias por seguirnos.
Ginés Marín Iniesta