Trasfondos de Aljucer
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domingo, 8 de junio de 2014

Aljucereños olvidados: Arroyo y Vilches

Trasfondo n º 25


Preciso y singular detalle de una casa en ruinas en la Calle de la Cruz de Aljucer.

Qué duda cabe que el mayor patrimonio de una comunidad son sus gentes. Son los que dan forma, viven, y dejan su huella en ese lugar donde pasan su vida. 

En los trasfondos, habréis observado que Aljucer es mucho más de lo que a primera vista se puede ver con los ojos. Un pasado lleno de historia que se ha ido silenciando y olvidando. 

Esta magnífica foto de Ricardo muestra una casa derribada en plena Calle de la Cruz de Aljucer. El ojo de Ricardo, esta vez, centra su objetivo en la casa, y en la casa, un detalle del antiguo esplendor de esta morada. No se centra en el detalle, se centra en la sensación que el detalle da en la crudeza de las ruinas. No sabemos la misión del detalle, ni su sentido. No sabemos su origen, y sin embargo, nos evoca otra época, otra realidad. Además nos invita a pensar en que esta casa no fue una casa común, si no de alguien un poco especial.

El siempre presente cielo de las fotos de Ricardo y la luz, nos invitan a pensar en el buen tiempo. 

Suficiente para un trasfondo. Una metáfora de Aljucer. Un pasado ignorado, unas huellas de él y nada más. Si hay suerte, se recuerda, se conoce y, si se puede, se preserva y se pone en valor. Si no es así, desaparece. 

Esta casa nos sirve para adentrarnos en una realidad olvidada. Aljucer como lugar de veraneo. La huerta, como lugar de veraneo.

No es de extrañar que la huerta se convirtiera en verano, para las élites capitalinas, en un lugar de recreo y descanso. La forma de vivir era, y sigue siendo más relajada, y daba pie a cambiar las costumbres de vida que se estilaban el resto del año.

Por ello, durante el siglo XIX y el XX, en los periódicos, aparecían noticias de sociedad en la que hablaban de la estancia de algún personaje significado en algún lugar con motivo de la época estival.

Otras veces, hacen referencia a la estancia, más estable, en la zona de alguna figura conocida socialmente.

El caso es que, basándonos en esta imagen decadente de una casa que no fue nada común, os queremos hablar de dos personajes que vivieron y / o veranearon en Aljucer y que se nos ha olvidado que fueron vecinos de este lugar.

Al primero al que nos vamos a referir es a Manuel Arroyo Lorenzo.

Manuel Arroyo Lorenzo fue un pintor murciano, muy reconocido, tanto a nivel regional como nacional. Nació en Murcia en 1854.

Hemos encontrado muchos enlaces en blogs y en distintas páginas en las que podemos comprobar la fama que este artista tuvo. Podemos encontrar cuadros suyos en Murcia, en lugares como el Casino de Murcia o el Museo de Bellas Artes, en otras partes de España, con fotos del autor, con detalles de su vida, con enlaces que lo enmarcan con los artista de su época, en fin, os dejamos una serie de referencias para que lo conozcáis más.

Nuestro interés es hacer notar su relación con Aljucer y la conexión con los estragos del olvido.

Comenzamos mostrando una noticia en la que se habla de su importancia en el contexto artístico y el reconocimiento local a su figura.

Diario de Murcia, 19 de noviembre de 1881, página 2:


"Nuestro paisano el joven y distinguido pintor D. Manuel Arroyo ha conseguido el número primero en las oposiciones que ha hecho para una plaza de auxiliar en la escuela de Pintura; y aunque parece que no se le ha dado, como era justo, consta en el acta el puesto que ha merecido y el acuerdo de los jueces de proponerlo al gobierno para una pensión especial."


20 años más tarde de esta noticia que habla de su relevancia social, encontramos una nota en la prensa en la que se hacen eco de la venida a Aljucer para veranear del Señor Arroyo. Al parecer, el pintor había comprado una casa en la que pasaba algunas temporadas. 


Diario de Murcia, 29 de junio de 1901, página 2: 

"Se disponen á salir de veraneo:D. Diego González-Conde y su familia, para Mahora; D. José María Barnuevo, para Santiago de la Rivera: D. Ricardo Gil, para Santa Pola: D. Manuel Arroyo, para Aljucer: Los señores de Stour, para Cotillas: D. Antonio de la Peña, para Pacheco: los Barones del Solar, para Jumilla y el Almirante Valcárcel, para Cartagena y Mula"


Un año después, los periódicos se hacen eco del veraneo de Manuel Arroyo en Aljucer, sin imaginarse el desenlace trágico que iba a ocurrir un mes después. 


El Correo de Levante, 26 de junio de 1902, página 3: 

"Encuéntrase en el vecino pueblo de Aljucer, donde pasará la temporada de verano con su distinguida familia, nuestro amigo y paisano el ilustre pintor D. Manuel Arroyo, al que hemos tenido el gusto de saludar."


Y es que, un mes después, muere en su casa de Aljucer este conocido pintor, al parecer porque estaba enfermo. Y los medios se hacen eco:


El Correo de Levante, 25 de julio de 1902, página 1:


"D. Manuel Arroyo

En su casa del vecino pueblo de Aljucer, dejó ayer de existir víctima de la terrible enfermedad que venía minando su vida, nuestro querido amigo y notable paisano, el ilustre pintor D. Manuel Arroyo y Lorenzo.

Arroyo ha muerto joven aún, á los cuarenta y ocho años, cuando la felicidad doméstica y la fama artística le sonreían:cuando tanto podía aún esperarse de las aptitudes y enseñanzas del esclarecido académico y profesor de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

Murcia pierde con él un hijo distinguido, que le dio honra en el mundo del arte: la pintura española un cultivador insigne: su familia un esposo y un padre amantísimo: un amigo cariñoso cuantos se honraban con su trato y un hombre honrado la sociedad.

No eran solo sus talentos, sino también sus bondades, las que le hacían acreedor á las grandes y merecidas simpatías de que disfrutaba.

Testimonio de su valía artística, queda en muchos cuadros que perpetuarán el nombre del artista malogrado, que acaba de descender al sepulcro.

Nos asociamos al dolor de su afligida esposa, hijas y demás familia y rogamos á Dios Todopoderoso por el eterno descanso del alma del finado.

Su entierro se ha verificado á las diez de la mañana de hoy en el pueblo de Aljucer, en cuyo cementerio han recibido cristiana sepultura los restos mortales del ilustre artista murciano.


¡Descanse en paz!"



Las Provincias de Levante, 26 de julio de 1902, página 2: 

"Ha fallecido en el vecino pueblo de Aljucer, donde había ido á pasar el verano, nuestro querido amigo y paisano el ilustre pintor don Manuel Arroyo.

El finado era académico y profesor de la de Bellas Artes y gozaba de grandes simpatías por las excelentes prendas de carácter que le adornaban.

Ha muerto todavía joven, á los 48 años de edad.

Su entierro se ha verificado esta mañana en dicho pueblo.

Descanse en paz el alma del finado, á cuya esposa, hijas y demás familia enviamos nuestro más sentido pésame por tan dolorosa pérdida."


El Diario de Murcia, 27 de julio de 1902, página 2: 

"¡Pobre Manuel Arroyo! Ha pasado brevemente por esta vida y no deja en ella más que buenos recuerdos. Obras de arte, obras de caridad, amigos cariñosos... y dos hijas ¡dos ángeles! y una esposa dolorida. Amaba á Murcia con pasión de hijo, y se había comprado, á fuerza da privaciones, una casita en Aljucer, en medio de la huerta, con su parral, su huertecito y sus flores. 

Y en medio de todo eso, ha sucumbido, ha muerto, sin que la parca cruel haya respetado en él, ni el genio, ni la virtud, ni sus amores, . . nada. 

Había llegado á uno de los cargos que más pueden satisfacer un artista, el cargo de profesor de su arte en la Escuela Nacional, y de pronto ha descendido á la sombría tumba que á todos nos hace iguales; pero su memoria le sobrevivirá, porque ese es el envidiable privilegio de los que crean, vivir siempre en sus creaciones. Y ahí están sus buenos cuadros, que harán resaltar siempre en la historia artística de Murcia el nombre de Manuel Arroyo. ¡Que Dios te haya dado su gloria, amigo querido!

Dedicado este humilde recuerdo al distinguido murciano y amigo querido, diremos algo de esta semana, en la cual, lo más saliente es el salirse de la gente de la ciudad en busca del fresco de las playas."


Como podéis observar, hasta tres periódicos distintos se hacen eco de la muerte del artista, lo que da idea de su relevancia. 

Lo que resulta más llamativo aún, es que el propio pintor es enterrado en Aljucer, en el cementerio de Aljucer. 

Y, sin embargo, tal y como aludíamos al principio, el olvido ha cubierto su memoria en el pueblo, casi totalmente. Decimos casi, ya que José Mateo Carnicer, persona clave en el estudio de la Historia de Aljucer, editó un libro en el que abordaba su figura y lo daba a conocer. 

Al hilo de la publicación de esta obra, pidió al Ayuntamiento que le pusieran el nombre de este pintor a una calle, que actualmente se encuentra en la zona de los dúplex que hay junto a la Carretera del Palmar, en la zona antes conocida como Senda Alta.  Es el único recuerdo que Aljucer le ha tributado a este artista que residió entre nosotros. 

Por tanto, tenemos un ejemplo de la metáfora de la casa lucida que ahora sólo es ruinas y olvido. 

Aún tenemos un ejemplo más de un nombre olvidado pero que ha sido toda una estrella en el mundo de la interpretación. Se trata de Ernesto de Vilches Domínguez de Alcahúd.

El Sr. Vilches, nació en Tarragona en 1879, aunque con familia de origen murciano, fue una estrella de la interpretación, que trabajó en teatro, en cine, actuando incluso en Hollywood, y que recibió condecoraciones oficiales estatales debido a su trayectoria profesional. Murió en 1954.

En su autobiografía, hace referencia a Aljucer y su casa en la huerta como el lugar donde comenzó su vocación por el teatro y la interpretación. Os invitamos a leer el enlace a su autobiografía, ya que no deja de ser curioso e interesante.

De igual manera, como forma de atestiguar en Aljucer la presencia de la familia de Ernesto de Vilches, os colgamos una noticia sobre la estancia de este grupo familiar en abril de 1891, pues, al parecer poseían una casa, por herencia familiar en Aljucer, siendo Ernesto de Vilches aún niño.

El Diario de Murcia, 21 de abril de 1891, Página 2: 

"MULA.
Ayer salió para sus posesiones de Aljucer (Murcia), después de permanecer en ésta dos días, nuestro amigo, D. Ernesto de Vilches, hermano político del Sr. Dominguez, y director propietario de «La Correspondencia Industrial»."

Al Ernesto de Vilches al que se refiere la noticia es al padre, Ernesto de Vilches y Marín, lorquino. Sin duda, una prueba documentada, de la presencia de esta estrella de la interpretación en Aljucer.

En este caso, el olvido, ha logrado hacer desaparecer todo rastro de conocimiento en Aljucer, de la presencia, o la existencia, o la vinculación de este actor con nuestra localidad.

Tras hacer este repaso por la vida de estos dos personajes y su vinculación con Aljucer, y a la vista de la fotografía de esa casa derruida pero evocadora, nos preguntamos, cuántas más historias, cuántas más personas, cuántas cosas hemos olvidado de este lugar en el que vivimos.

Nosotros queríamos haceros reflexionar sobre este tema y daros a conocer estos "aljucereños ocasionales", partiendo de un edificio del que no sabemos el origen ni sus circunstancias.

Creemos que todavía nos queda mucho que conocer de Aljucer. Y trataremos de conocerlo junto a vosotros.

Mientras tanto, gracias por mirarnos y leernos. Estamos muy agradecidos.

Ginés Marín Iniesta




 
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